Cómo fue el evento GeoMari 2024
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Mi nombre es Basajaun.
Soy el guardián del bosque. Y mientras estoy descansando junto a mi pequeño amigo, vislumbro lo que acontece aquí al lado, en el pueblo de Arantzazu.
Hoy es Viernes tarde, y se nota mucho movimiento, pues está llegando mucha gente, algunos lugareños, otros de lejanas tierras donde hablan diferente. Parece ser que se reúnen junto a unas frescas bebidas tras haber recibido una... ¿cómo llamarla? ¿Acreditación? Y les dan una bolsa con algún regalo, linternas, información…
Hablan de un evento de Geocaching. Nunca había oído hablar de ello. Me dice mi pequeño acompañante, o eso alcanzo a entenderle, pues habla raro incluso para mi, que se trata de una reunión durante el fin de semana para buscar a saber qué tipo de “tesoros”… Bueno, cosas modernas en tiempos nuevos…
Parece que se conocen muchos, y hay un gran ambiente en torno a la herriko taberna (evento Geocervecitas con Mari. Eso me gusta, hermandad. Y va pasando el tiempo, y se acaban reuniendo todos cuando empieza a anochecer.
Y ahí está, mi amigo Raistlin, el hechicero, y Mari, mi querida y bien amada Señora, necesita de su ayuda… Y da comienzo un evento nocturno donde, en colaboración, han de hallar los ingredientes de una poción que necesita mi pequeño amigo. En buen ambiente van logrando su objetivo y poco a poco se acercan al lugar donde reposamos mi acompañante y yo. Y tras un certero hechizo, se hace la luz en lo más profundo del bosque para que la Dama de Amboto reciba las llaves de Supelegor de mano de mi amigo entre velados gritos de asombro de los asistentes.
Parece que la gente se ha divertido en esta noche. Bien. A descansar, que mañana el día ha de ser largo.
Ya de buena mañana, el sábado más y más gente se une a este evento (evento Geo Mari 2024), ¡parece que se ha corrido la voz! Y así, frente a una mesa llena de bonitos cachés, reciben su acreditación y se van dividiendo en grupos. Unos se van turnando para ir a la increíble sala de escape que han montado solo para esta ocasión, y de la cual salen asombrados, pues es bien sabido que han hecho un magnífico trabajo.
Otros escapan a dar rienda suelta a su afición y al final todos se juntan para una “wherigo party”, sea lo que sea eso. Pero se ponen todos a dar vueltas por el pueblo como pollos descabezados… No entiendo de estas cosas, pero parece que tras un muy buen rato todos están contentos y acaban comiendo juntos en las carpas y mesas que han montado para tal efecto.
La comida les ha de haber sentado de gloria, pues el buen ambiente reina por todo el pueblo. Así que mientras sigue el trasiego de gente que entra y sale de la sala de escape, otros se van a buscar cajitas, dicen.
Hasta que se vuelven a reunir en la plaza, parece que van a hacer una proyección de cortos (la presentación en el artículo GEOCACHING ZINEMA, cortos en el GeoMari 2024). En mis tiempos se sentaban a la lumbre a descansar y remendar la ropa, no entiendo los tiempos de ahora y sus aficiones. Pero la lluvia hace acto de presencia, como estaba previsto, así que aprovechan para reponer fuerzas y acaban en el cercano frontón a la luz de una riquísima queimada.
Aguardiente, música y amistad, una mezcla perfecta para finalizar una magnifica jornada. Unos bailan, otros salen a disfrutar de la lluvia en el cercano parque infantil, otros cantan. Un momento inolvidable gracias a los amigos gallegos.
Y según se van apagando las fuerzas, van retirándose todos a descansar, pues mañana es el final de la reunión.
Domingo ya, y tercer y último día del evento. La lluvia de la noche anterior me ha revitalizado, así que acompaño de buena mañana a este gran grupo que se ha reunido en una travesía por el monte aledaño, donde nos espera Mari, hermosa y deslumbrante como siempre, en compañía de la incomparable y magnifica dama de Arratia, para lo que llaman CITO, una propuesta de apoyo a la naturaleza.
Y ahí, con todos unidos en hermandad, plantan un par de tejos (CITO LOS TEJOS), mis más preciados árboles a los que vigilaré y cuidaré. Un gran agradecimiento por este acto, tras el cual reparten los premios del concurso de fotografía que ha tenido lugar durante todo el fin de semana. Y también algunos detalles para los organizadores.
Y así, entre las veladas lágrimas del organizador, dan por concluida esta reunión y regresan todos al punto de partida, donde se van despidiendo pues cada cual debe volver a su hogar (evento DESPEDIDA DE MARI).
Un fin de semana muy especial, donde he podido ver que con un poco de ganas y bien hacer, con amistad y compañerismo, se pueden lograr increíbles metas.
Y ya me despido. Espero que estas palabras sirvan para dar cuenta de lo que aquí pasó este fin de semana. Quizás volvamos a reunirnos en un año. No es mala idea.
Mi nombre es Basajaun, y junto a Mari, la Dama de Amboto, desde la espesura de los mágicos bosques de Euskal Herria, me despido.
